La aduana

Llegué al aeropuerto con el tiempo justo, para pasar la aduana, mi destino es Londres.

Me dan una bandeja de plástico para que deje los objetos personales.

Me hacen una señal para pase por el arco, suena una alarma,

¡Sáquese lo que lleve en los bolsillos!

Vuelvo a pasar por el arco y vuelve a sonar la alarma.

El guardia se me queda mirando y me pregunta.

¿Qué profesión tiene Uds.?

-Soy escritor-

Tenía que haber empezado por ahí, los escritores tienen mucho peligro.

Y sobre todo sus palabras lesivas e injuriosas.

Escríbalas en el cuaderno que hay en la bandeja, y veamos lo que dice el escáner, ¿y si me niego?, no podrá viajar.

Solo quiero hacerle unas observaciones, ¡dispare!

Yo no soy responsable de los hábitos ni los comportamientos y mucho menos de la forma de actuar de las personas, cuando yo escribo pongo los adjetivos y no aspiro a confundir a nadie cuando reciban los mensajes en forma de  imágenes que emita su escáner…

Me interrumpe y se queda confuso ante la cantidad de palabras raras que encuentra el escáner, me mira fijamente y dice: “Vas a estar a la sombra un largo tiempo”.

Me muestro respetuoso pero sin miedo alguno le digo, no creo haber cometido ninguna falta pero si ese trasto dice que sí, se equivoca, no obstante podemos arreglarlo como seres civilizados, ¿qué tal con algo de dinero?.

Nico Pozón