sábado, 27 de septiembre de 2014

El oficio de poeta

Como luz perseverante día tras día,
Componía una poesía.
Y por muchas filigranas,
Se me aburrían las mañanas.

Ahí no está el éxito me decía,
Necesito un cambio…, lo mío no es la poesía,
De pronto cae la tarde triste y melancólica,
Confunde mi pensamiento una música lacónica.

Escribiré una historia larga,
Aunque no diga nada,
Ni será ideal, ni cosa que lo valga.

Trabajé disciplinado con ansias de victoria,
Me consumía por terminar la obra,
Sin preocuparme de la historia,
Porque al fin y al cabo la historia es lo que sobra.

Seiscientas páginas escritas,
Finalicé la novela,
Y tantas noches en vela,
Una mañana bendita.

Entraba por el cristal,
Soplaban aires de euforia,
Tengo fe en esta historia,
Corregiré y dejaré lo esencial.

Las seiscientas páginas se han convertido,
En trescientas primero y luego en cien,
Ochenta, treinta y al final diez.

Me sabe mal, cuánta ingenuidad,
Y por cierto no he resuelto,
El asunto de la personalidad,
Anda todo muy revuelto.

Se ilumina la razón,  
Con lo que queda de historia,
Me da para una canción,
Un crítico la elogió,
Y se alzó con la victoria.

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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Déjame


Déjame mirarte a los ojos,
Esas dos preciosas fuentes cristalinas,
Llenas de color de fugaces sonrojos,
Que emanan de ellos una luz divina.

Déjame rendirme a tu hermosura,
Donde florece la eterna primavera,
Belleza fresca, que el amor espera,
Sujeto por el viento a tu cintura,

Déjame implorar a tu corazón,
Ya sé que no eres mía, de tu amor soy preso,
Sin ser mío tu amor,
Sobre tus labios morirán mis besos.

Déjame pintar la vida de colores,
Déjame que vuele el pensamiento,
Colorearé al paisaje y las flores,
Borraré de la vida los tristes momentos.

Me ofrecías la luz de tu existencia,
Ese sol que mi vida iluminaba,
Conmigo perdiste la conciencia,
Estabas exultante tan solo porque amabas.
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domingo, 14 de septiembre de 2014

En mi viajar por el mundo

En mi viajar por el mundo, 
Me confesó un marinero,
Que había nacido en un mástil,
Que le señalaba el cielo.

Veía al mar tan dormido,
Y era tanto su desvelo,
Que aquello más que un mar,
Parecía otro cielo.

Se fue surcando los mares,
Navegando en su velero,
Con un sinfín de avatares,
Para cumplir sus anhelos.

Aquella verde esperanza,
Del arco iris del cielo,
Lágrimas de agua salada,
Del amor de sus consuelos.

Que en su delirio buscaba,
A estrellas y luceros,
Aquellos ojos azules,
Con el sabor de un te quiero.
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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Puede que sea el momento de parar el tiempo

El tiempo pasa y flaquean nuestras fuerzas. El pensamiento es tan confuso que apenas nos habla, cuando quieres expresar un sentimiento, buscas las palabras y te pierdes en un mar de dudas.
Descubres que alguien te llama y solo escuchas susurros, los oídos no responden, están desorientados.
Tus ojos buscan esa mirada de esperanza, sin encontrar el afecto deseado.
Pierdes la sensibilidad de tus manos para acariciar su rostro, es triste que perdamos la conexión con quien más nos quiere, pero la vejez no perdona, aunque el hilo del amor es un enigma de interrogantes.
Las piernas no caminan, sufren,  no pueden contigo y a tus espaldas llevan la mochila de los años.
La mente no escucha tus razonamientos va por su propio camino, ya no encuentra la magia de la vida.

Puede que sea el momento de parar el tiempo.
Nico

domingo, 7 de septiembre de 2014

Como un colibrí

Quieto, embelesado,
En el instante de la nada,
Baila su corazón,
Florece la rosa,

Vuela sin volar,
Eterno picaflor
Alegre mariposa,
Minúsculo sol.

Mueves sus invisibles alas,
Helicóptero veloz,
Disemina las semillas,
La identidad de la flor.

Suspendido en el aire
Centellea, el pájaro tornasol,
Ardientes plumas de fuego,
Últimos rayos de sol.

Inmóvil lleno de magia,
Hechizado por la flor,
La brisa del arco iris,
En el cáliz de su amor.

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